Cuando se cumple el tiempo no tenemos que anunciarlo, somos el SUEÑO.

Todos somos el sueño de Dios para el bienestar del mundo. Cada uno de nosotros con nuestras capacidades dadas por Él, somos la esperanza de muchos que necesitan del Señor. Para realizarlo necesitamos saber quiénes somos en Dios y cual es nuestra parte de la obra. En ese hacer reside también nuestra propia bendición.

miércoles, 16 de junio de 2010

Déjme oír tu voz, cántico

No hay comentarios:

Publicar un comentario