REALIZA
tus SUEÑOS
Alcanza tu
DESTINO
Capítulo 3
Claves para para su realización
Creer
en el sueño es creer en Aquél que lo impartió.
“Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sion, Seremos como los que
sueñan.2Entonces
nuestra boca se llenará de risa, Y nuestra lengua de
alabanza; Entonces dirán entre las
naciones: Grandes cosas ha hecho
Jehová con éstos.3Grandes
cosas ha hecho Jehová con nosotros; Estaremos
alegres” (Sal 126:1-3).
Un sueño, como dice el verso que arriba hemos
leído, nos saca de la cautividad de la mediocridad, llevándonos a un lugar de
excelencia. Produciendo en nosotros, el gozo y la alegría que genera el tener
la expectativa, de lo que podremos lograr, siguiendo las instrucciones debidas,
(1). Pero para ello, necesitamos a alguien que nos guie en el camino de la
realización, un amigo en el cual podamos depositar toda nuestra confianza. Y
que mejor amigo, que Aquél que nos dio ese sueño. Ese amigo, que nos alumbre el
camino, que nos dé seguridad a lo largo de la senda que hemos emprendido. Que
nos diga el significado de las “señales” que irán apareciendo a lo largo del
mismo. Señales, éstas, que nadie más que nosotros podremos comprender, ya que
solo para nosotros es que fueron puestas allí, para guiarnos de forma segura a
alcanzar la meta. Estas señales, irán mutando desde, las circunstancias; que
tanto positivas o negativas se irán manifestando; a las personas que emigrarán
de nuestro lado, o las que por el contrario, se sumarán nuestro trabajo. Sin dejar
de mencionar, las fuerzas que de repente emergerán en nuestras vidas y que como
un volcán en erupción se manifestará, impregnándonos de nueva fortaleza, vigor,
entendimiento y sabiduría, para soportar o solucionar problemas. Así también, como
esas señales sutiles, que los muy entendidos podemos llegar a percibir sin
problema alguno. Como los síntomas, de repentino desánimo o falta de interés,
manifestado también, en ocasiones, un cansancio o hartazgo súbito, señales que
nos habilitan para considerar sino un rumbo, por lo menos un desvío del camino.
El cuál, tomándolo, quizás, luego nos habilitará para encontrar nuevas personas
con dones o conexiones que nos serán imprescindibles. Acaso en el presente, o
más adelante en el tiempo, en nuestro avanzar a la meta final, que es la
conquista final de nuestro sueño, (2).
Un sueño nos despega de nuestra
mediocridad para lanzarnos a nuestro destino de excelencia.
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